Estos cambios eran sólo decorativos, cambiaban los adornos; la estructura continuaba intacta. Todavía no lo sabía cuando empecé a bloggear.
Al principio me concentré en la herramienta. De repente me di cuenta de que no sólo había aprendido a usar una nueva herramienta sino que estaba experimentando una nueva forma de aprender. Me descubrí aprendiendo por ensayo y error. ¿Era yo? Estaba sola, en mi casa, frente a mi computadora, probando sólo dos posibilidades: funciona/no funciona. Muchas veces funcionaba. Era una nueva forma de aprender.
¿Era exactamente así? ¿Estaba sola?
(No lo descubrí de repente, pero lo terminé de comprender hace poco, por lo tanto cambio al presente.)
No estoy aprendiendo sola. El aprendizaje traspasa el límite del escritorio, de la biblioteca, del aula, de la escuela, incluso va más allá de límite que establece la unidireccionalidad de una clásica página web. Este aprendizaje es colaborativo. Se construye en redes. No hablo de redes diseñadas, organizadas, planeadas. Cuando digo redes quiero decir esos rastros que vamos dejando en el espacio virtual.
Vean lo que ocurre si escribo mi nombre en TouchGraph.
La educación, ¿podrá transformarse en red tal como lo está haciendo el aprendizaje? No hablo de redes diseñadas por el Ministerio.
Hablo de Ersilia.
Acknowledgments: Gracias, Daniel, por el nombre; gracias, también, a las tecnologías disrruptivas.
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