martes, 28 de diciembre de 2010

Escritura líquida

Carolina Gruffat nos convocó con una agenda beta para formar un equipo 2.0 a raiz de la incorporación del 1 a 1 el año próximo en ORT. Nuestra primera reunión fue en una sala alrededor de una mesa; la segunda, en uno de los laboratorios de la escuela.

Los laboratorios no suelen ser espacios que estimulen mi creatividad. (Sí, ya sé que antes me quejaba porque no tenía acceso; ahora que lo tengo, no me gustan.) Monótonas mesas y sillas alineadas. El espacio físico, estático. Lo virtual, atrapado en una pantalla. Dos mundos que no se tocan.¿Quién puede inspirarse en semejante entorno?

Necesito, en general, modificar los ambientes que habito, adecuarlos a mi circulación; y si se trata de aulas, al ritmo de la clase. Siempre muevo algo. Con los laboratorios, me había dado por vencida. Pero sólo hasta el momento de esa segunda reunión.

Cristina leía un cuento, la pantalla nos mostraba imágenes de películas. Mayra, Santiago, Matías, Nora y yo escribíamos poesia policial en versos de no más de 140 caracteres.

La voz de Cristina leyendo, las palabras del autor mezclandose con nuestras palabras, la presencia de mis compañeros, las escenas de las películas, mi network en twitter, la música, mis pensamientos offtopic, las palabras de los actores, mis asociaciones y las asociaciones de los otros, el tipeo, la lectura furtiva de otros tweets.


Se desdibujaron para mí las prolijas hileras de mesas y computadoras. Lo virtual fue colándose en el espacio fisico hasta modificarlo. Una especie de eXtended Web o Web x.0 casera.


En pocos minutos creamos un riquísimo corpus. Los que enseñamos lengua , o los que nos conmovemos con las palabras y la sintaxis podemos imaginar las múltiples derivaciones que pueden surgir a partir de ese corpus express y colectivo. Eso fue lo que ocurrió cuando Matías Kremer leyó nuestra producción en voz alta. Descubrimos que las palabras estaban en sintonía; los múltiples estímulos habían otorgado cohesión a la escritura. Comentamos sobre el ritmo, las asociaciones, las palabras con más peso, los sentidos convocados a través de las palabras. Imaginamos el agregado de más estímulos: olfato y tacto.

Espero poder replicar la experiencia cuando el año que viene tenga una clase 1 a1, o cuando con los otros grupos me toque el turno mensual en el lab. Lograr con esta o cualquier otra actividad esa fusión entre lo físico y lo virtual, aunque sea una fusión casera. Lo virtual ocupando el espacio físico y viceversa.



Update (unas horas más tarde)
Caro se inspiró acá.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Flujos y bloqueos

¿Cuales son las consecuencias de tomar contenidos ajenos y publicarlos como propios?

Doy un ejemplo:
Supongamos que quiero usar esta imagen para ilustrar este post. 


¿Por qué no? Si es tan simple, la bajo, la subo y no la atribuyo. Está en internet.

¿Qué podría ocurrir después? Imaginemos dos situaciones:

Escenario 1
Claudia, la fotógrafa, no me conoce ni conoce este blog. ¿Tendría alguna posibilidad de encontrar su foto? Pocas. Casi ninguna.

Escenario 2
Claudia no conoce este blog pero realiza una búsqueda de cada una de sus fotos. Encuentra mi foto (perdón, su foto).


En este último escenario las consecuencias pueden ser variadas. Tienen que ver con el ejercicio de derechos de autor y con la negociación. Con los pasos que Claudia decidiera seguir y con mi respuesta. Podría terminar, incluso, en una situación extrema. Hay miles de posts escritos sobre el tema (acá sólo algunos).  

El primer escenario pareciera no tener consecuencias. Es justamente esta falta de consecuencias lo que me preocupa.

Si no linkeara la imagen, mis lectores
  • no se enterarían de que la foto es parte de dailyshoot. Actividad en la que podrían participar, en el caso de que les gustara la fotografía.
  • no verían el photostream de Claudia y se perderían la oportunidad de visualizar en un par de segundos todo un proceso de aprendizaje.
  • no encontrarían sus blogs en su perfil. No leerían sus posts ni seguirían sus links. No podrían conectarse ni con ella ni con su network.
Estas mismas consecuencias podrían aplicarse para mí. Y para ella. Como dice Claudia en su perfil en Flickr acerca del permiso para usar sus fotos:

Los proyectos educativos siempre obtienen permiso. No me gustaría perderme de verlos (...). Simplemente me gustaría saber hasta dónde ha viajado una foto, así me llevan con ustedes donde quiera que estén.
En suma, si no atribuyera la imagen, en lugar de conectar nodos, los estaría bloqueando. Esto no es ilegal. ¿Pero acaso trazar senderos no es uno de los aportes que hacemos a la web?

La apropiación de contenidos sin atribución implica mucho más que el atropello a los derechos de autor. Es una actitud que encierra, opaca conexiones, obstaculiza el flujo. Y estas últimas son, a mi entender, actitudes que nos colocan por fuera de la web.
Y habrá, seguramente, otras consecuencias que hoy no puedo imaginar.

Nota: Utilicé una imagen como ejemplo, pero bien podría haber utilizado un texto o simplemente un link o la génesis de una idea.

Crédito: Doble, claudia.ceraso @fceblog





domingo, 7 de noviembre de 2010

El alumno en el centro

Hace varios años que venimos repitiendo (casi como loros) que la educación 2.0* se centra en el alumno. Antes el centro era el docente, se dice.

Suele tomarse esto como una consecuencia inevitable de la virtualidad. No lo es. Es más, aún en el caso de que nuestras vidas continuaran siendo sólo analógicas, la educación también podría estar centrada en el alumno.

Pero no hay vuelta atrás, volvamos a lo digital.

En mi rol de alumna, he tenido la experiencia de cursos de capacitación virtuales en los que este axioma se repetía hasta el cansancio y, sin embargo, el curso mismo estaba estandarizado, los tutores limitaban el contenido y moderaban la participación. Todo encerrado bajo llave en un LMS.

Desde mi rol de docente, me he chocado con los límites que me impone lo escolar. Si la educación está centrada en el alumno, pero el objetivo es que al final del curso ese alumno pueda aprobar un examen estandarizado, o abarcar los contenidos de un programa que es común a todo un grupo, ¿hasta dónde me cubre el paraguas institucional cuando como docente corro el eje y lo ubico en el alumno? Además, si la educación está centrada en el alumno, pero se aprueba con 6 y la calificación máxima es 10, ¿con respecto a qué califico? ¿Qué tomo como parámetro?

¿Qué herramientas me da la institución escolar para que yo como docente centre la educación en el alumno?



¿Qué ocurre cuando se cambia el centro? ¿Acaso no cambia todo? ¿Cuánto y qué están dispuestas a cambiar las instituciones educativas?

De todos modos, no creo que el foco deba estar en el alumno, pero eso es tema de otro post.

*e-learning, educación digital, escuela 2.0 (o como quieran nombrarlo)


Update: esa sintonía que nos aglutina en este espacio virtual tan amplio hizo que después de publicar este post entrara a Facebook y viera este video posteado por Daniel Krichman.
Photo Credit: Zachstern






martes, 12 de octubre de 2010

Anochecer de un día agitado

Hoy fue un día larguísimo. Me desperté a las 4 y no pude volver a dormirme. Decidí levantarme y escuchar el keynote de Dean Sharesky para K12, ya todos estaban hablando sobre su video: Compartir. El Imperativo Moral ¿No era esa una de las razones por las que había comenzado este semi abandonado blog y, además, la principal causa de tanto entusiasmo en el 2007? Era bueno que alguien me lo recordara.

Me entusiasmó tanto que comencé a escribir un mail para contarles a mis compañeros sobre K12 online. Un mail! Tan 1.0. ¿Y Delicious? ¿Y Twitter? ¿Y el blog? ¿Qué es esto de enviar un email para convocar? Tan siglo XX. De todos modos, mis compañeros no leen mi blog, tampoco podía estar segura de que efectivamente iba a publicar algo. Este email con unos retoques podría ser un post, me consolaba mientras todavía era de noche.

Fue en ese momento en el que un tweet de David Truss me llevó a un post de Lyn Hilt. Lyn dice:
...the tools are just a small part of what we need to bring to our students...
y también,
Remember that people, and relationships, come first when our shared goal is to provide the best possible learning experiences for students. Sustainable leadership will only result when people come first.
En estos tiempos del 1 a 1 y de tanto qué soft y qué sistema operativo y cuántos miles de pesos, encontrar a alguien que me recordara que las personas son más importantes que las herramientas fue un soplo de aire fresco. El segundo en este día. Para entonces comenzaba a aclarar en Buenos Aires.

Bastante mejor anclada, salí a trabajar en las aulas rodeadas de paredes (esas de ladrillos, y las otras; hey, teachers). Ni bien llegué a casa, escribí un comentario en el post de Lyn. Era el primero en tanto tiempo. Si era algo que disfrutaba tanto...

Pero eso no fue todo.

Hace unas semanas, comencé a tuitear con un grupo de alumnos. No me voy a explayar ahora sobre el proyecto, y tampoco puedo dejar el link ya que está detrás de los muros del campus, you know. La cuestión es que estaba un poco desalentada, pensaba que no estaba funcionando bien y me encuentro con este tweet. No sé cómo Ezequiel Lauria se enteró sobre lo que estoy haciendo (ya lo voy a averiguar). De todos modos, hizo que dejara de pensar en lo que no estaba funcionando y pudiera disfrutar un poco de lo que sí funciona. 

Pero no sólo eso. Este día comenzó con recordatorios de los motivos por los que habito estos mundos digitales, los disparadores de esos recuerdos fueron valiosas reflexiones de colegas. Ezequiel aportó dinamismo. El acto mismo de conexión entre personas cuando compartimos nuestros haceres.

Ah, y como si todo esto fuera poco, mi alumno Santiago reeditó un writing y fue muchísimo más allá de las sugerencias mezquinas que yo le había hecho.

Sí, tenía que escribir un post.

sábado, 22 de mayo de 2010

¿Individual?

Este es un trabajo individual, dije de forma inesperada, pero a propósito.

Estaba hablando con mis grupos fans de la división del trabajo. Tratando de involucrarlos en un trabajo colaborativo. C-o-l-a-b-o-r-a-t-i-v-o.. Pero se mantenían pegados a aquella noción de grupo. Matar al grupo, pensé. Individual, dije en voz alta.

¿Me he convertido en un tardío agente de neoliberalismo?, temí.

Pronto, los rastros de la colaboración empezaron a aparecer.

Trabajo con las palabras. Enseño una lengua extranjera. Incluso extranjera para mí. Sé que las palabras a veces no son de fiar. Sé que pueden significar lo que no significan. ¿Por qué iba a importar haber dicho individual cuando quería decir  colaborativo? Simplemente funcionó.

Estaba tratando de iniciar una experiencia de aprendizaje. No sé si el aprendizaje es social o no. Sé que es una experiencia. Como tal, ¿es explicable? Bueno, al menos es vivible.

Esto es lo que estamos viviendo:






Estamos leyendo 2001: A space Odyssey y después de la primera y académicamente correcta producción de los alumnos, decidí hacer un cambio. Les dije que se convertirían en expertos. Seleccioné cuatro temas muy amplios relacionados con el libro y los invité a zambullirse en el universo (wiki incluido).

Salté también. No mantuve mis seguros pies docentes pegados al planeta tierra.

  • Dos clases están trabajando juntas. La misma escuela. Diferentes edades. El mismo nivel de lengua. Ninguna clase presencial con los dos grupos juntos, sólo el wiki. (Todavía weak wiki.) 
  • No sé nada sobre los temas que están investigando.(Bueno, soy mucho más vieja que mis alumnos. A veces eso es una ventaja.) 
  • Estoy trabajando sin un plan. Si, sin planificación. Improviso. Constantemente. Emocionante, ¿no? Está funcionando. Es más, creo que funciona porque no tengo un plan. Como lo único que tengo es la experiencia pura, observo. Constantemente. Y pruebo. Ensayo y error. Y paciencia. Mucha. 
  • No los estoy calificando. Están trabajando "gratis". Son estudiantes de secundaria. En el secundario no hay nada más importante que la nota. (Bueno, algunos no están trabajando mucho, lo reconozco. Pero no estarían trabajando, incluso si les pusiera una nota.) No hay números, pero sí evaluación. La mía y la de ellos.

        No sé cuál será el resultado. Sé que para algunos de mis alumnos será significativo.

        Como docente, ese observador/hacedor que está dentro del cuadro,  disfruto mi experiencia de aprendizaje. Individual, hasta ahora. Socializada, después de hacer clic en publicar. También disfruto como testigo de la experiencia de aprendizaje de mis alumnos. ¿Individual? ¿Social? Personal. Sí, personal. Y compartida. Y distribuida.

        Post original en inglés.

        sábado, 8 de mayo de 2010

        Stephen Downes

        Cuando asisto a una conferencia o a una clase siempre somos  dos. Una es buena alumna, se sienta en la fila de adelante, toma notas y escucha con atención. La otra se sienta en el fondo, se dispersa, sigue la línea de sus propios pensamientos, hace dibujitos, discute internamente con el que está en el escenario y molesta a la buena alumna que está en la fila de adelante. 

        Llevé a esas dos a la conferencia de Stephen Downes ayer a la mañana. 

        La primera fue relajada, sabía que entretenerla era responsabilidad del conferencista. 

        La segunda, se preparó como para una primera cita largamente planeada. Y, como era de esperar, comenzó a formularse preguntas desde temprano. ¿Será un gurú que no registra nada más allá de su propio entorno? ¿Hablará sólo acerca de lo que ya leí/escuché? Más algunas otras que continuaban siendo preguntas desde la charla de Downes en la UNR.

        A la buena alumna la despedí de inmediato. Esto no es para vos, le dije. Aprendizaje personalizado. Pasar el apredizaje por el cuerpo, agregan mis genes latinos. El dueño del micrófono me da permiso, no como mis viejas profesoras.

        Y así fue que me quedé conmigo misma escuchando a Downes.


        Su discurso, una continua digresión centrada (1), me permitió vagar por mis pensamientos y volver sin perder el hilo (tal vez reutilizando la misma estrategia que él usa para volver siempre al centro.) Las palabras de Downes estimularon el vagabundeo mental, también contribuyeron las notas y los twits de Claudia Ceraso, los comentarios de Silvia Andreoli (ambas sentadas a mi lado) y los twits de Diego Leal (sentado, tal vez, al lado de la Chica de Ipanema).

        Dejó de importar si ya había leído lo que decía Downes. La experiencia de escucharlo en vivo era absolutamente nueva. Se trataba de eso.(2)

        Downes no es un gurú. No sabe todas las respuestas. No simula saberlas. Pero intenta encontrarlas. Para esto, (por lo menos eso es lo que vi) comienza a buscar entre sus vivencias. Al ser alguien que interactúa de un modo muy activo no sólo con las personas, sino también con el espacio, le resulta fácil (aparentemente) encontrar respuestas teóricas a partir de experiencias. Downes no sólo habla sobre conectivismo.


        Tal vez debería ejercitarme más. Volví a casa con muchas más preguntas. No sólo más en cantidad, sino mucho más complejas.

        Sus palabras de ayer están aquí. Mis preguntas se convertirán en posts (espero) con o sin respuestas. Lo demás, como toda experiencia, es intransferible. 


        (1) En las notas
        (2) Slide 19

        Photo credit: Silvia Andreoli.

        martes, 27 de abril de 2010

        Help

        Con algo de ayuda (bueno, bastante ayuda) logré que la negativa a que mis alumnos bloguearan en un blog, se convirtiera en la posibildad de justificar por qué mis alumnos usarían un blog para bloguear y no el campus.

        Estoy escribiendo un borrador de la justificación, y necesito aún más ayuda. 

        Sugerencias y críticas serán eterna y públicamente agradecidas.


        Tengo muchas ganas de que me digan que sí. 

        Update: Hoy envié el documento. (30/04/2010) Gracias!




        Photo credit

        jueves, 15 de abril de 2010

        Al rincón!

        El sociólogo urbano Ray Oldenburg desarrolló el concepto de tercer lugar para referirse a aquellos espacios públicos que sirven como lugares de encuentro voluntarios y placenteros más allá de la casa y del trabajo. Konrad Glogowsky tomó este concepto para caracterizar a los blogs también como un tercer espacio. Espacios que los alumnos reconocen como propios y no como una mera extensión del aula. Un lugar donde se sienten libres para interactuar y escribir.

        Con Carla Raguseo, tomamos esta idea en el 2008 como disparador de una charla sobre blogs en Rosario. Creo que continúa siendo una noción poderosa. Porque más allá de cualquier objetivo circunstancial o curricular, es la apropiación de un blog como territorio por fuera de la clase  lo que lo puede convertir en un entorno personal de aprendizaje.

        ¿Por qué hoy, 2010, vuelvo sobre esto?

        Comencé este año a trabajar en un colegio en el que abundan las computadoras. Pensé que no me iban a mandar al rincón. Pero me equivoqué. Me mandaron a un rincón virtual: el campus.

        "¿Puedo trabajar con blogs con mi grupo de 2º año?", pregunté descontando el go ahead.

        "Sólo en el campus virtual," fue la respuesta inesperada, "hay una aplicación que se llama Trabajos Prácticos. Es parecida a un blog."

        Dudé. Y con razón.

        Hoy usé Trabajos Prácticos para un writing. Es lo menos parecido a un blog que he visto en mi vida. Suelo transformar los objetos, darles una utilidad para los que no fueron creados. Les aseguro que tengo mucha práctica en esto. Pero no puedo transformar Trabajos Prácticos en un blog.

        Tampoco puedo transformar un campus en un tercer lugar.



        De todos modos, no necesito ni del permiso institucional, ni de la tecnología, para que la magia aparezca. No siempre lo logro, claro.

        Y, además, alguna vez me podrían hacer el camino más fácil. ¿no?

        Era a la plaza a donde quería ir. 
        Y quería llevar a mis alumnos conmigo.

        Photo credit